Rajoy, manotazos de ahogado

ANDALUCIA

La anunciada subida del IVA es el último cartucho; pero la munición está mojada y no hace daño en los mercados. La tozudez de Ángela Mérkel es antropológica. Se está quedando sola, pero no cede en su austeridad calvinista. Y apretar más las tuercas de los ciudadanos del sur solo conduce a la destrucción de la Unión Europea y al empobrecimiento de generaciones de ciudadanos de Grecia, Portugal y España.

Las coordenadas para un estallido social están servidas; pero todavía funciona la teoría del Shock: el miedo aún es paralizante y la desarboladurada de la izquierda política y sindical impiden una reacción en cadena. Es cuestión de tiempo.
La salvación se tiene que producir desde Europa con un cambio del paradigma ideológico empujado por la previsible victoria de François Hollande. Pero puede producirse demasiado tarde. Han saltado todas las defensas del estado del bienestar. La reconstrucción será muy complicada y se quedarán muchos ciudadanos en el camino, introducidos en la marginalidad de la que seguramente ya no podrán salir. Hay datos escalofriantes. En Grecia se prevé que la esperanza de vida se reducirá en dos años. Portugal ha vuelto a mediados del siglo XX. Los desperfectos en sanidad y educación que son inevitables con los recortes de Rajoy tardarán décadas en repararse.
El Gobierno de Rajoy ha entrado en una deriva en donde la propaganda pretende ser la solución. Cambios drásticos en RTVE. La prensa escrita está en la UVI. Hay una huelga de intelectuales presos del pánico por la supervivencia, sin apoyos a los que estaban acostumbrados en su transformación generalizada en intelectuales orgánicos. Hay muchos periodistas que vivieron cómodamente al abrigo del zapaterismo que tienen problemas para recuperar credibilidad.
Los manotazos no van a ahogar al que ha demostrado que no sabe nadar sino que nos van a arrastrar a todos. No quedan resistencias sólidas en un PSOE desarbolado y en unos sindicatos que ni siquiera son capaces en facilitar la organización de cinco millones y medio de desempleados. Han saltado todas las alarmas pero ni la Unión Europea ni el Gobierno de España son capaces de modificar el rumbo de colisión. Sin reacción social no hay solución posible porque cualquier remedio pasa por un cambio del paradigma ideológico.
Una auto organización de la sociedad es complicada. Por eso hay que presionar a partidos de izquierda y a sindicatos para que recuperen liderazgo. De momento, las manifestaciones pacificas son una línea de trabajo. El Gobierno quiere criminalizar las protestas porque sabe que son su mayor amenaza. Hace falta nuevos liderazgos para frenar el neoliberalismo. Pero tenemos las redes sociales que son nuestras armas de futuro.

Noticia Original: Diario Periodistica Digital Andalucía – Por Carlos Carnicero