ANDALUCIA
No se explica cómo este hombre no se rebeló entonces contra su país, cómo no sintió vergüenza, cómo no los acusó de ser antidemocráticos
Los cojones, en Alemania, Von Grünberg, como aquella locomotora de carbón que subió el empinado desfiladero de Despeñaperros con muchos apuros y cuando llegó a Madrid, ya parada en la estación de Atocha, soltó un cañonazo de vapor que sobresaltó a Rafael Gómez Ortega, ‘el Gallo’, cuando se había bajado del tren y se marchaba por el andén. “Esos cojones, en Despeñaperros”, le dijo el torero, y es lo mismo que le tendrían que haber dicho al político alemán cuando caminaba por la acera después de haber comparecido en el Tribunal Supremo por el juicio de la revuelta independentista.
“Los cojones en Alemania, don Grünberg”, que hubiera sido una forma muy castiza de decirle lo que le soltó en la sala la fiscal, Consuelo Madrigal, antes de que el presidente, Manuel Marchena, prohibiese la pregunta por impertinente. El alemán se hubiera enterado lo mismo que la locomotora, pero era necesario que un representante del Ministerio Público lo dijera en ese juicio. Que ya está bien de que tribunales y políticos de Alemania o de Bélgicasigan considerando como actos de represión a la libertad de expresión lo que allí ni siquiera se tolera porque forma parte de la intocable supremacía de la unidad territorial que establece su Constitución. (more…)